Esta Vendimia será recordada por su excepcional calidad.
Luego de un invierno con temperaturas relativamente benévolas, el inicio del ciclo de crecimiento vegetativo de la vid (brotación) se vio adelantado en aproximadamente dos semanas, lo cual repercutió directamente sobre la evolución de las uvas que alcanzaron una mejor maduración con un impacto significativo a nivel de taninos (sobre todo, los taninos de semilla).
Adicionalmente, la pluviometría se ubicó dentro de los valores esperados durante la primavera y hasta principios del verano, favoreciendo un adecuado desarrollo de la canopia. A partir de enero, ésta disminuyó en comparación con los valores históricos, provocando un déficit hídrico severo que fue contrarrestado con la utilización de riego por goteo en toda la superficie del viñedo, asegurando así su correcto desarrollo.
Coincidiendo con una época de escasas lluvias, el envero se dio en general de un modo uniforme, lo cual resulta sumamente importante para que la planta destine toda su energía en el desarrollo de la uva, priorizando su maduración antes que al crecimiento del área foliar. Actualmente, el clima ha evolucionado hacia noches más frías, momento en el que los racimos comienzan a alcanzar niveles óptimos de maduración. Este cambio de temperaturas se traduce en una excelente síntesis de antocianos, mientras que los niveles de acidez y azúcar se equilibran hacia este final de ciclo, augurando un año de grandes y energéticos vinos.
Debido a las noches más frescas esperamos que nuestro Albariño 2018 sea vibrante y elegante. El Pinot Noir Rosé se destaca por su excelente equilibrio entre el azúcar y la acidez, por lo que el rosado 2018 será el más fresco y energético hasta hoy. La cosecha de Tannat proporcionó fruta con un nivel ideal de taninos que se traducirá en vinos deliciosamente equilibrados.