Uruguay es el cuarto productor de vino de Sudamérica. El promisorio presente de Uruguay y el vino se funda en las primeras uvas para vino plantadas hace más de 250 años, aunque la vitivinicultura comercial no comenzó hasta la segunda mitad del siglo XIX. A partir de 1870 comenzaron a darse en el país las condiciones necesarias para el cultivo de la vid en mayor escala y con fines de producción comercial. Treinta años más tarde, en 1903, se promulgó la primera ley vitivinícola nacional, que reglamenta la producción y comercialización del “vino natural”.
En 1991 se creó el MERCOSUR, bloque económico integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, que conllevó cambios políticos, socio-culturales y económicos. De esta forma, se hizo necesario cambiar las estructuras de producción y comercialización del país. En 1995 Uruguay organizó la 75ª Asamblea Mundial, que le abrió las puertas al mercado internacional para la exportación de vinos finos.
De allí en más, el vino uruguayo ha emergido silenciosa pero fuertemente en el mercado mundial, no tan dramáticamente como sus grandes vecinos, pero con una confianza y aplomo prometedores.
La mayor parte del vino uruguayo proviene de las viñas del sur del país, de los departamentos de Canelones, Montevideo y San José. Existen pequeños parches de actividad vitivinícola alrededor de la periferia oeste, en la ribera del Rio Uruguay, frente a la provincia argentina de Entre Ríos. También existen plantaciones en el departamento norteño de Rivera, cerca de la frontera con Brasil.
Ningún resumen de vinos uruguayos estará completo sin mencionar al Tannat, el tinto tánico robusto que ha tenido el rol primordial en el crecimiento de la industria vitivinícola en el país. Así como Chile tiene el Carmenere y Argentina el Malbec, el Tannat se ha convertido en el icono de Uruguay.
El Tannat ha probado poder adaptarse al clima sudamericano. A medida que las técnicas vitivinícolas continúen su progreso en Uruguay, la habilidad de capitalizarse en esta sinergia crecerá, confirmando al Uruguay como una fuente de vino tinto de calidad mundial. Apuntalando el desarrollo de la producción del vino de calidad en Uruguay, se encuentra el vino rosado, en su mayoría de Moscato de Hamburgo.
Brasil ha sido tradicionalmente el foco clave de exportación de vinos uruguayos, pero a medida que la calidad aumenta, las puertas del mercado internacional se van abriendo. El aumento de ventas al exterior se ha sostenido. Actualmente se exportan vinos además de a Brasil, a otros 29 países incluyendo Estados Unidos, Gran Bretaña, México, Alemania, Bélgica, Argentina, Suecia y Rusia. Fue justamente ésta última que hizo la diferencia entre la cantidad de litros exportados entre 2011 y 2013, ya que pasó de comprar casi un 4% a casi 43% del total de exportaciones de vinos uruguayos.
Con unas 10000 hectáreas de vides y unas 200 bodegas, Uruguay frente a los grandes productores mundiales no puede competir en cantidad, sino en calidad.
In situ
El consumo anual per cápita de vino en Uruguay es de 24 litros, y en un 70% es de vino nacional, mientras hace unos cinco años solo un 50% de los vinos consumidos en el país eran eran de producción del mismo.
En 1987 se creó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INAVI). Desde este entonces esta industria ha cobrado tal importancia que el día 4 de junio de 2014, el presidente uruguayo José Mujica declaró “al vino uruguayo en todas sus gamas, características y tipos, bebida nacional”.
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