La inigualable geología de la zona de Garzón, en Maldonado, Uruguay, pertenece a lo que se conoce como Basamento Cristalino que dio origen a los suelos más antiguos del planeta hace más de 2.500 millones de años. Cuando estas rocas se alteran y se muelen con los millones de años de geología forman un fantástico suelo de roca meteorizada, llamada balasto. Este es sin dudas un tipo de suelo muy particular, e ideal para la producción de vinos con fuerte expresión de origen.
Esto se debe a que las colinas de balasto poseen un excelente drenaje, ideal para enfrentar las temporadas de lluvias en el país, y un alto grado de concentración de minerales, que las raíces de la vid absorben y aportan vibrancía, energía y complejidad a los vinos que en la zona se producen.
Claro que el suelo no es el único elemento necesario para la producción de vinos. Hay otros factores que influyen en el proceso y en la maduración de la vid, como el clima y la biodiversidad que rodea el terroir.
El suelo de balasto, como símbolo de los vinos de Bodega Garzón, ha dado lugar al nombre de su vino ícono: Balasto. Un vino que ya ha obtenido grandes reconocimientos internacionales y que incluso fue lanzado en la exclusiva Place de Bordeaux. Recientemente, la cepa 2015 fue seleccionada por Wine Spectator para integrar su Top 100 2018, algo histórico para los vinos uruguayos.
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