Desde 1925, la Intendencia Municipal de Montevideo organiza en coincidencia con el comienzo de la semana de turismo, uno de los eventos folclóricos más completos y destacado del calendario recreativo uruguayo, la patria grande, más conocida como la semana criolla del prado en Montevideo, donde se destaca la figura del gaucho y sus costumbres camperas, aquellas que forman la identidad nacional.
En la Semana de Turismo (denominación oficial en Uruguay a la Semana Santa de la liturgia cristiana), la ciudad acoge al campo. Jinetes, tropillas, productores agropecuarios y artistas del folclore se dan cita en el predio de la Rural del Prado ubicado entre las calles Lucas Obes y 19 de abril para evocar el pasado artiguista y compartir con las familias de la capital las más ricas tradiciones.
El programa de actividades se compone de una vasta oferta de atracciones para toda la familia, como por ejemplo la feria de artesanías, la exposición de productos agropecuarios, fogones acompañados de peñas y folclore, muestras de vinos de bodegas nacionales, degustación de especialidades criollas junto a una amplia oferta gastronómica, carpa de títeres, teatro infantil y muestras de servicios municipales.
Entre estas actividades, las que concentran todas las miradas son, durante el día, el clásico concurso de jineteadas donde el público se regodea con el coraje de los paisanos que estrictamente vestidos para mantener las tradiciones gauchas deben sostenerse por entre 6 y 15 segundos sobre los lomos de caballos reservados específicamente para el evento; pingos que al ser montados dan comienzo a fuertes corcovos. Las categorías en las cuales el jinete mediante su bravura intenta someter a los potros son: en «Pelo», «Basto», «Internacional en Pelo», «Basto Argentino» y prueba de destreza criolla en vacunos.
Y por las noches, la fiesta se traslada a los tres escenarios de la rural bautizados con tres nombres ilustres de la cultura popular uruguaya: Alfredo Zitarrosa, cantautor, poeta, escritor y periodista, considerado una de las figuras más destacadas de la música popular del país y de toda América Latina; Pablo Estramín, músico y cantautor, destacado por sus contribuciones al folclore nacional y regional y Carlos Molina, poeta y payador, reconocido como el más importante artista de este género en la región del Río de la Plata de la segunda mitad del siglo XX. La “payada” es una improvisación recitada acompañada de una guitarra.
Esos tres escenarios son el marco ideal para que lo mejor del folclore nacional, peñas, guitarriadas y grupos de danza criolla, logren cuadros artísticos que año a año generan momentos inolvidables en los miles de visitantes que hasta pasada la media noche se empapan de cultura criolla.
Muy temprano en la semana, las puertas del predio se abren para recibir esta vez a grupos de escolares que, bajo la mirada de sus maestras, avanzarán ruidosos hacia los galpones entusiasmados de ver, quizás por primera vez en su vida, aquellos animales que hasta ahora sólo la televisión les había mostrado.
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