- Contanos un poco de tu trayectoria como enólogo. ¿Cómo fueron tus comienzos hasta llegar a ser seleccionado como el enólogo del año por Bonfort’s?
Nací en una familia que se dedica a la elaboración del vino. Mi tatarabuelo vino de Italia después de la Primera Guerra Mundial y se alojaron en el sur de Uruguay, en el departamento de Canelones. Comenzaron a plantar viñas y producir vinos hasta que mi abuelo, en el año 45, inauguró la bodega Bruzzone.
En aquella época la bodega era muy importante en Uruguay, llegando a tener una capacidad de producción de más de 2.000.000 de litros. Yo nací ahí, en el mundo del vino, adentro de una bodega. Cuando era niño jugaba con todos los empleados, y uno de mis juegos era precisamente hacer vino. Esto forma parte de lo que es mi ADN, toda mi familia se dedica a la elaboración del vino en Uruguay hasta el día de hoy.
Antes de estudiar enología hice unos años de Facultad de Medicina, pero me dí cuenta que la enología era lo mío. En el año 2001 me recibí de enólogo y comencé a liderar la bodega familiar. También trabajé junto a mi cuñado en la bodega Spinoglio, y juntos impulsamos el desarrollo de la línea VCP.
En el año 2009 me recibí de sommelier y ese mismo día me avisaron que había sido preseleccionado para liderar Bodega Garzón. Luego de varias entrevistas, viajé a Argentina a entrevistarme con Alejandro Bulgheroni y quedé seleccionado. Llegué al proyecto a plantar las viñas con Eduardo Félix, que ya había comenzado el trabajo y tenía plantadas unas 30 hectáreas. Fue una época muy dinámica del 2009 al 2013 donde hubo un crecimiento brutal en Garzón respecto a la cantidad de hectáreas plantadas.
En esa misma época empezamos a perfilar todo lo que sería la bodega. Fue la oportunidad para crear una bodega de cero en un lugar donde tradicionalmente no se producían vinos.
El terruño, la influencia del océano, las nuevas técnicas y Alberto Antonini como nuestro faro que vino a entregar toda su sabiduría, nos permitieron producir los vinos que hoy tenemos. Los viñedos son cada vez más estables en su estructura y sabios con la edad.
- ¿Qué fue lo que te motivó del proyecto Garzón?
Que siempre fue un desafío increíble. Era descubrir un nuevo terruño en Uruguay, una nueva región en el este del país, siendo que siempre las viñas en Uruguay estuvieron al sur oeste. La posibilidad de explorar estas nuevas tierras y ver de qué manera se expresan las viñas en esta zona del país con la influencia del océano, el suelo de balasto, sigue siendo un gran desafío y una gran propuesta que me motivó desde el primer día.
- Con Eduardo Félix, Ingeniero Agrónomo, mantienen una gran relación. ¿Cómo complementa esto a tu trabajo?
Eduardo es un amigo, un hermano, un compañero. Nos complementamos de la mejor manera porque los dos tenemos el mismo objetivo: la calidad. A veces para un enólogo y un agrónomo esto puede generar rispideces. El agrónomo quiere un buen resultado en kilos y el enólogo en calidad. Tenemos una gran sinergia de trabajo y Eduardo entiende que él tiene que producir frutos de buena calidad, y a partir de esto yo tengo que producir buen vino. El vino sin buena uva no existe. El 90% de la calidad del vino es gracias a que Eduardo hace su trabajo en el viñedo. Esto siempre lo remarco porque es la realidad. Podría ser el mejor enólogo del planeta, pero si la uva no es de calidad no se podría hacer un buen vino.
Esto hace que trabajemos siempre en equipo, somos dos amigos que entienden cuál es su objetivo final.
- ¿Cuáles podrías decir que son las principales características de los vinos Garzón?
El primer punto y el más importante es el terruño. Es un terruño privilegiado, con una composición de suelo granítico que denominamos balasto con 60% de arena y el resto de granito muy antiguo, de los más antiguos del planeta. Es el mismo granito que encontrás en otros continentes como el africano. Este suelo le otorga a los vinos de Garzón una gran mineralidad. La raíz de la viña absorbe el agua con una alta composición de granito y en definitiva después esa agua se transforma en vino, por eso los vinos de Garzón tienen esa mineralidad característica.
También la cercanía al océano, estamos a tan solo 14 km en línea recta y esto aporta una característica salina a nuestros vinos que se nota y el mundo lo destaca muchísimo.
También el drenaje que tenemos en Garzón es distinto. El agua drena en profundidad porque drena por la piedra y el granito, se va en superficie porque las lomas de nuestros viñedos hacen que el agua corra rápidamente, y el aire marino hace que la planta y el racimo se sequen rápidamente y no se produzcan enfermedades. Todo esto hace que la uva pueda tener una buena maduración, logrando un tanino bien pulido que desemboca en un vino fresco.
- ¿Cuáles son los proyectos de la bodega a futuro en relación a sus productos?
Garzón nace siendo una gran incógnita. ¿Cómo los viñedos van a desarrollarse en el terruño? ¿Qué variedad se va a desarrollar de buena manera y cómo el mundo lo va a recibir? Eran preguntas que nos hacíamos.
A futuro lo que nos espera es seguir profundizando en la calidad de cada variedad. Entender realmente cómo cada variedad se expresa en Garzón, con nuestras diversas exposiciones al sol, laderas, suelo, clima, cercanía y exposición al océano. Es un gran banco de pruebas el terroir de Garzón. El desafío es encontrar los lugares en donde cada variedad se expresa de mejor manera y luego descubrir qué variedades pueden llegar a ser interesantes para el proyecto.
Lo que hicimos con el Tannat en Uruguay, por ejemplo, fue increíble. Marcamos un antes y un después. Es una cepa que se planta hace años en Uruguay, y fue considerado como un vino rudo, súper astringente para maridar con carnes pesadas, y hoy en día podés tomar un Tannat de Garzón en otros contextos y con otras características.
- ¿Cómo imaginás a Garzón en 10 años?
Algo que siempre decimos con todo el equipo es que el presente de Garzón es muy bueno, pero lo mejor que tiene es su futuro. Esto es real, porque la calidad que estamos logrando en un proyecto tan joven es muy buena, y pensar en la que podemos tener en unos años va a ser increíble. El futuro va a ser algo totalmente fuera de toda escala. Garzón va a crecer mucho y va a cautivar a mucho más público en todo el mundo del que cautiva hoy en día.
Vamos a ir entendiendo cuáles son las variedades y las técnicas más adecuadas para este terruño.