Descubriendo el Tannat: hoy apuntamos nuestra curiosidad a uno de los mejores vinos del mundo. La Tannat es una uva roja que nació en la región vasco-francesa de Madiran, cerca de los Pirineos. Su nombre se cree que proviene de un dialecto local que significa «colorido como bronceado», refiriéndose tanto a su color oscuro como posiblemente a su alto nivel de taninos.
La gran concentración de taninos es consecuencia de las cinco semillas con las que cuenta la uva Tannat, mientras que otras uvas en general cuentan con dos o tres. Siempre ha sido considerada una uva menor en Francia, diseñada para cortar con otras cepas.
En los Pirineos generalmente la mezclan con Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Fer; además al vino se lo madura en roble unos 20 meses con el fin de suavizar la astringencia. En 1990, el productor francés Patrick Ducournau experimentó añadiendo cantidades controladas de oxígeno al Tannat durante la fermentación con el objetivo de suavizarlo, y terminó desarrollando el proceso moderno de microoxigenación.
Un Tannat francés tiene estructura tánica firme y aroma a frambuesa. En general tiene un color oscuro profundo y un alto nivel de alcohol.
El Tannat encuentra su máxima expresión en el Nuevo Mundo
La cepa fue llegó a Uruguay introducida por Pascual Harriague, un francés proveniente de Hasparren, que a fines del siglo XIX plantó unas 200 hectáreas de uvas Tannat. Éstas rápidamente comenzaron a crecer con fuerza, ya que el clima y la composición de la tierra, incluso la proximidad de ríos y el océano, son factores determinantes para que el vino se desarrolle a pleno.
La excelente calidad del varietal en Uruguay ameritó que en la década del 90 se fundara el INAVI (Instituto Nacional del Vino), con el fin de ingresar competitivamente en los mercados más exigentes.
Fruto de esa política, hoy a Uruguay se lo denomina como “País del Tannat”, cuya calidad internacional se traduce en centenares de medallas conseguidas en distintos concursos alrededor del mundo y en más de 50 destinos de exportación.
Ergo, sin dudas el Tannat uruguayo ha conquistado al mundo, mostrándose a la vista en general con un intenso color rojo púrpura de granate encendido, con reflejos violáceos azulados. Cerrando los ojos se percibe el frescor de las praderas uruguayas. En cuanto al aroma es usual sentir notas frutales de higos secos, ciruelas pasas y mermelada de moras, también en algunos casos sorprende con delicados toques de tinta china y especies.
En boca se distinguen claramente los taninos, pero también invita a recordar frutos confitados y té negro. Inclusive hay una gran relación entre el aroma y lo percibido en boca. Cuenta con una estructura presente, es un vino armonioso, con cuerpo medio, redondo y largo.
Es un varietal que se ha adaptado perfectamente al terruño, dando como resultado un vino de calidad superlativa, con sello uruguayo.
Por otra parte, investigaciones recientes sobre los compuestos fenólicos que se encuentran en la uva Tannat, singularmente rica en procianidina, señalan que ésta ayuda a fortalecer los vasos sanguíneos y aumenta el flujo de oxígeno a los glóbulos rojos.
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